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jueves, octubre 7

Mi Alivio Sería una Buena Muerte

"En esta oportunidad,MULTILITERATOS comparte con ustedes un ensayo creado por nosotros"





La eutanasia, es el acto de dar una buena muerte a una persona a petición suya o de un tercero cercano suyo, con el fin de minimizar su sufrimiento. Este medicamento ha sido víctima de señalaciones de diferentes ámbitos, ya sean jurídicos, médicos, políticos o religiosos.

De hecho, la eutanasia ha recorrido el mundo soportando, en la gran mayoría de casos, la censura en países que aún se rigen por su estado religioso y no democrático; y por otra parte, haciendo atrás los demás rechazos en otros lugares, llega a estar aprobada en países que poseen perspectiva de democracia, diversidad de pensamiento lógico, un considere no tan moral sino más bien físico y, un respeto por la decisión de las personas.

Todo este motivo de disputas ha marcado dos polos opuestos que abarcan puntos de vista tan interesantes, como a la vez tan inaceptables a la forma de ver de nuestro actual razonamiento. Por ejemplo, si nos transformáramos por un momento en una persona muy involucrada en este caso, como los médicos, veremos que nuestro trabajo sería velar por la salud y el bienestar de nuestros pacientes; ahora bien, supongamos que poseemos un paciente con una enfermedad terminal que está no solo dañando físicamente al afectado, sino que también comienza a ser pusilánime, pero disfraza todo esta falta de ánimo con un rostro de lucha y de sufrimiento que comienza a afectarnos, ¿Qué haríamos?,¿Dejaríamos su caso con frases de una moral arcaica como ”Lucha por tu familia y tus sueños”? ¿O le daríamos la elección a nuestro lema que nos dicta lo bueno que es darle al paciente su bienestar, aunque el paciente crea que su bienestar es morir?

En este punto me permitiré citar una frase célebre que involucra mucho este tema:

“Una vida que tiene que luchar constantemente por la vida no es una vida”.

Esta expresión nos deja mucho de qué hablar, pensar y, decidir. Degradar a un paciente que no se siente en condiciones de seguir adelante con una enfermedad terminal ya es malo, ¿Y si le añadimos también que el paciente no tiene libertad para decidir rendirse y buscar su utopía aunque sea en una jeringa fulminante? ¿Hasta cuándo dejaremos de ser seres con un punto de vista igual al de la mayoría, aunque sea erróneo por miedo a demostrar nuestra verdadera opinión? No es justo que siendo el hombre el único animal capaz de razonar no sea avezado de por lo menos colocarse en los zapatos de otra persona y sentir lo que siente, lo que es cargar con un martirio en cuerpo y alma que ha terminado sofocando su denuedo hasta devastar su ser.

En conclusión, deberíamos considerar conveniente inferir sobre lo que nuestro ser siente y no sobre lo que nuestra ley, cultura, raza o religión opine sobre este medicamento, al fin y al cabo ellos son un pensamiento común muy antediluviano y negado a admitir el punto de vista actual e individual, no hay nada de malo en dejar cumplir a una persona su último deseo, aunque este fuera morir en una forma meritoria y buena.


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